A veces observar el mundo no es suficiente. Ni la
lupa, ni los prismáticos, ni los compases son siempre los instrumentos
necesarios para captar lo que nos rodea. Los mundos surgen desde nuestra mirada
y los construimos cuando tratamos de
representarlos, de narrarlos. La cartografía se ha convertido en mecanismo de
poder, político y económico, con un imaginario muy definido, capaz de controlar
el territorio. Sin embargo siguen existiendo fisuras en esas representaciones.
Algunos artistas, amantes del territorio también, siguen trazando nuevas
cartografías. Parece que el mundo no puede dejar de ser representado. Sin duda El mapa no es el territorio (gracias
Houellebecq), pero entonces vuelve a surgir la eterna pregunta:¿Dónde estamos? La exposición Cartografías Contemporáneas. Dibujando el pensamiento recoge muchas de esas miradas y representaciones del mundo,
como ya lo hicieran publicaciones como Contra
el mapa o You are here. También
nos podemos mover por mapas de lugares que sólo existen en nuestra imaginación.
A veces son utopías para creer en ciudades dónde habitar todavía tiene algo que
ver con vivir. Constant Nieuwenhuys creyó en un futuro
nómada y sin fronteras. Su megalópolis New
Babylon también reaparece en la última exposición comisariada por F.Jarauta
(gracias por las litografías), El hilo de Ariadna, en la Casa del Lector. Ambas son ahora visitables en Madrid.
Quizás de todos los mapas por los
que he paseado últimamente hoy me quede atrapada en el que ilustró el poema The Hunting of the Snark:
an agony in eight fits de Lewis Carroll. Henry Holiday representó una carta de navegación simplemente
vacía, completamente en blanco. Así nos podemos encontrar antes de emprender un
viaje, con todo el territorio por descubrir, todo el camino por dibujar.
E.G.
E.G.
Ocean Chart de Henry Holiday para
el poema The Hunting of the Snark: an agony in eight fits, 1876, de Lewis Carroll.