jueves, 26 de abril de 2012

HABITAR LA MEMORIA





Todos hemos habitado lugares que permanecen clavados en algún lugar recóndito de nuestra memoria. 
Algunos se desvanecen rápidamente, a penas los recordamos.
Otros construyen nuestro territorio, son estratos de nuestras vivencias, las huellas de lo habitado.
La artista Sandra Ferrer Gallego nos abre las puertas de lugares habitados en su memoria, recreando y explorando de nuevo los estratos de su propia cartografía vital.
Sus delicadas piezas presentadas nos regalan un recorrido a través de ciudades y espacios íntimos que permanecen vivos con sus narraciones.
Sin duda es un viaje que merece la pena emprender.

Os esperamos el 11 de Mayo en la biblioteca Dadá del MUVIM, Valencia.








sábado, 7 de abril de 2012

SEGUIR LOS PASOS


Descubrir una ciudad a través del caminar es una experiencia que muchos hemos emprendido en diferentes ocasiones. A veces para mostrarla, a veces para perdernos, en línea o descubriendo escondrijos. Experimentar las rutas sin mapa, acompañado o solo, siempre es una buena forma de conocer una ciudad. Contar la ciudad siempre nos permite volver a descubrirla, nunca es la misma ciudad, todo depende de quien la mire y quien la escuche. A veces seguimos el rastro, pasos que antes caminamos queriendo reencontrar lo que tuvimos alguna vez, mirando una ventana, descubriendo un balcón o saludando a través de una vitrina. Otras veces evitamos caminos conocidos para no tropezar con la rutina y reinventamos rutas. ¿Cómo veremos nuestra ciudad dentro de unos años?¿Cómo pasearemos la ciudad entonces? Seguro que necesitaremos más bancos, seguro que nos sentaremos para descansar en los que nos ofrezca el camino. Incluso es probable que nos acomodemos en ellos para poder conversar. A cualquier edad, disfrutar de un buen banco, aunque sólo sea para ver el tiempo pasar, puede ser un buen momento del día. Corredores descansando, turistas tomando el sol, amantes besándose, otros leyendo el periódico, niños comiendo pipas, hombres y mujeres esperando algo o nada, todos lo hemos hecho alguna vez. A veces los bancos no están dónde quisiéramos, o simplemente no están. Otras veces son demasiado estrechos, y al no caber nadie más te resignas a no poder mantener una buena conversación, allí sentado en tu banco. Muchas veces son los grandes olvidados, y es que un banco determina un estar en la calle, una comunicación, el disfrute o no de un lugar. A veces los pensamientos sentados en la calle son un golpe de aire fresco, por eso muchos sacan las sillas sin pudor. Seguir los pasos de alguien te hace también descubrir las carencias en el espacio de la ciudad, algunas antes habían pasado desapercibidas. Eso ha sido lo que se han planteado Luke Pedersen, Jenny Pedersen, Kirsty Rielly, Jess Pedersen y Katherine Spindler, finalistas del concurso Your Street organizado por Design Indaba para Ciudad del Cabo. Siguiendo los pasos de una mujer de 89 años, el proyecto Violet’s walk propone un recorrido por su ruta diaria dónde se incluyen bancos plegables para la espera y el descanso en el camino. A veces un gesto es suficiente para reactivar un lugar, para reconocer a través del otro lo que se nos había olvidado.
E.G.




Imágenes del proyecto Violet's Walk


Si os interesa el proyecto:



lunes, 2 de abril de 2012

DEJAR HUELLA


Existe una necesidad, quizás casi universal, de dejar huella allí por dónde pasamos. Desde antiguas inscripciones (incluso en cuevas) hasta los mensajes en árboles mutilados por un corazón atravesado con una flecha. Muchos hemos sentido el impulso alguna vez de colaborar en algún mensaje colectivo de alguna puerta de aseo o dejar alguna palabra sobre una ventana con vaho, en el coche, de viaje. Al salir de la ducha con suerte podemos tropezar en el espejo con un mensaje semi-oculto junto a nuestra cara de ser humano recién levantado. En las mesas del colegio las firmas se acumulan, las señales, los dibujos,… ¿Y en la ciudad?¿Cómo dejamos huellas?¿Cuáles son las huellas de nuestro pasado en las calles, en los bares, en los edificios? Los lugares se cargan de significados que van cubriendo las capas de nuestra memoria. A veces el recuerdo es una huella suficiente. Observando edificios medio destruidos,  podemos observar con detalle como un tiempo ajeno se ha paralizado, mientras cuelga de la pared el papel pintado, huellas de habitantes del pasado. Cada mañana observo como, inmóviles, la cafetera, los vasos, las sillas siempre en la misma posición, compiten con el paso del tiempo, en una obra abandonada frente a mi balcón. Ellos también dejaron huella, justo cuando la obra se detuvo definitivamente después del almuerzo. Recuerdo aquel día caluroso y ahora petrificado en mi visión diaria, hace un año ya. Los artistas urbanos lo saben bien. Dejar huella para ellos en la ciudad es su forma de crear, también de decir: estuve aquí. Superville quiere de vez en cuando añadir un humilde, “por aquí pasé”. Los lugares tienen huellas, y nosotros las creamos y reinventamos constantemente.
E.G.


                                                              Superville en Reykjavik, verano 2011
                                                                   fotografías: Luismi Romero