Le debemos nuestro nombre al honorable teórico y artista holandés David Pierre Giottin Humbert de Superville que allá por el siglo XVIII elaboró sus infravaloradas teorías. Según Humbert de Superville nos proyectamos sobre lo que nos rodea, por ello vemos animales en las nubes y apariciones en las manchas de la pared. En su Ensayo sobre los signos incondicionales del arte nos acerca a aquellos mecanismos mentales que nos provocan determinadas emociones en las obras de arte. Así las líneas y los colores se sumergen en nuestro inconsciente bajo la forma de signos incondicionales. Desde nuestros escenarios urbanos hemos querido hacer un pequeño homenaje a nuestro particular superhéroe, cuyo apellido nos recuerda también a la ciudad que nos divierte.
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