La casa es nuestro eterno universo. Nuestra ciudad dentro de la ciudad. A veces ocurre también que en algún lugar uno se siente como en casa. Otras veces, si uno tiene un espíritu un tanto nómada como en casa se sentirá en muchos lugares, cobijos del ruido de la ciudad. Tener un lugar, un refugio doméstico es un derecho también, no lo podemos olvidar, nido y protección antes del ahí afuera de la ciudad. Volvemos a zambullirnos en G.Bachelard si pensamos en la casa como nuestra pequeña ciudad particular, llena de rincones, luces y sombras de nuestra cotidianidad.
Fotografía: Superville
Elle voit le monde, elle a le monde. (…)
Ce qui garde activement la maison, ce qui lie dans
la maison le passé le plus proche et l’avenir le plus proche, ce qui la
maintient dans une sécurité d’être, c’est l’action ménagère.
Mais comment donner au ménage une activité
créatrice?
Dès qu’on apporte une lueur de conscience au
geste machinal, dès qu’on fait de la phénoménologie en frottant un vieux
meuble, on sent naÎtre, au-dessous de la douce habitude domestique, des
impressions nouvelles. La conscience rajeunit tout. Elle donne aux actes les
plus familiers une valeur de commencement. Elle domine la mémoire. Quel
émerveillement de redevenir vraiment l’auteur de l’acte machinal!
Gaston Bachelard, La poétique de l’espace. Chapitre II, Maison et univers, p73.
Ella ve al mundo, ella
tiene el mundo. (…)
Lo que mantiene activamente
la casa, lo que conecta en la casa el pasado más próximo con el porvenir más próximo,
lo que la mantiene en una seguridad de ser, es la acción doméstica.
Pero, ¿Cómo convertir lo
doméstico en una actividad creadora?
A partir del momento en
el que aportamos un resplandor de conciencia al gesto mecánico, a partir del
momento en el que hacemos fenomenología frotando un mueble viejo, sentimos
nacer, bajo la dulce costumbre doméstica, impresiones nuevas. La conciencia lo
rejuvenece todo. Otorga a los actos cotidianos un valor de comienzo. Domina la
memoria. ¡Qué maravilla volver a ser autor del gesto mecánico!
Traducción E.G.
En mi opinión, y por mi experiencia, la creatividad cabe en lo doméstico precisamente por ser "lo doméstico". Sentirse "como en casa" implica sentirse seguro, tranquilo, en armonía... si mal no recuerdo, en filosofía se llamaba "sentimiento oceánico". Nuestra mente, por tanto, se relaja y se estira, y se encuentra en perfectas condiciones para dejar que las ideas afloren. Esa comodidad que invita al descanso, también sirve de cobijo para muchos experimentos.
ResponderEliminarQuizás, por eso, cuando somos niños reservamos a este tipo de espacios nuestras mayores travesuras: un agujero en la pared, unas cortinas recortadas, "haute cuisine" con la tierra de las macetas, pintura en el espejo... Una pena que luego, al crecer, ya no aflore tan a menudo ni con tanta libertad esa "activité créatrice".
No conocía el "sentimiento oceánico" pero, desde luego, suena a pleno descanso. De todas esas aventuras domésticas, la que prefiero es la "haute cuisine" con tierra de macetas, que realmente se extiende a todo lo que en apariencia sea comestible, es decir todo. Es como Guille, el hermano pequeño de Mafalda, que colorea las paredes de su casa y suspira:¿No es increíble todo lo que puede tened adentro un lápiz?
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