lunes, 9 de diciembre de 2013

HACER COLA

Hacemos muchas colas , en el supermercado, frente a la taquilla del cine o esperando el autobús. Quizás debería corregirlo ligeramente. Por estos territorios la cola no se dibuja bien en según qué situaciones. Según las noticias que me llegan, Japón por ejemplo sí es un país de colas, lineales y respetuosas según el turno de llegada. A veces nos hacen recorrer colas desmesuradas, como en el aeropuerto, mientras te quitas el abrigo, el cinturón y las botas. Y, al mismo tiempo, haces malabares para coordinar todo eso y que no se te caiga el ordenador (que también sujetas en las manos), susceptible también de ser reconocido en la puerta de embarque. Hay que admitir que las colas son aburridas, crean incluso desacuerdos. A todos alguna vez nos han dicho: ¡Perdone yo llegué antes! Pueden llegar a ser interminables o incómodas. Dibujan la espera sobre la acera, la ilusión por llegar a algún lugar. Tratan de ordenar y marcar los tiempos. Como la artista Izabela Boloz se ha imaginado, también pueden ser divertidas y llamar a la interacción con otros "esperantes". Para ello nos remite a nuestro espacio doméstico, pero en la calle. Con una estructura sencilla, unos bancos y unas simuladas ventanas a la ciudad, las piezas de su Waiting Room convierten el acto de la espera en una excusa para el juego. Un gesto que alegra nuestra cotidianeidad y nos acerca al uso compartido de la ciudad.
E.G.





Fotografías de las intervenciones de la artista Izabela Boloz

Para saber más:


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