Descubrir una ciudad a través del caminar es una experiencia que muchos
hemos emprendido en diferentes ocasiones. A veces para mostrarla, a veces para
perdernos, en línea o descubriendo escondrijos. Experimentar las rutas sin mapa,
acompañado o solo, siempre es una buena forma de conocer una ciudad. Contar la
ciudad siempre nos permite volver a descubrirla, nunca es la misma ciudad, todo
depende de quien la mire y quien la escuche. A veces seguimos el rastro, pasos
que antes caminamos queriendo reencontrar lo que tuvimos alguna vez, mirando
una ventana, descubriendo un balcón o saludando a través de una vitrina. Otras
veces evitamos caminos conocidos para no tropezar con la rutina y reinventamos
rutas. ¿Cómo veremos nuestra ciudad dentro de unos años?¿Cómo pasearemos la
ciudad entonces? Seguro que necesitaremos más bancos, seguro que nos sentaremos
para descansar en los que nos ofrezca el camino. Incluso es probable que nos
acomodemos en ellos para poder conversar. A cualquier edad, disfrutar de un
buen banco, aunque sólo sea para ver el tiempo pasar, puede ser un buen momento
del día. Corredores descansando, turistas tomando el sol, amantes besándose, otros
leyendo el periódico, niños comiendo pipas, hombres y mujeres esperando algo o
nada, todos lo hemos hecho alguna vez. A veces los bancos no están dónde quisiéramos,
o simplemente no están. Otras veces son demasiado estrechos, y al no caber
nadie más te resignas a no poder mantener una buena conversación, allí sentado
en tu banco. Muchas veces son los grandes olvidados, y es que un banco
determina un estar en la calle, una comunicación, el disfrute o no de un lugar.
A veces los pensamientos sentados en la calle son un golpe de aire fresco, por
eso muchos sacan las sillas sin pudor. Seguir los pasos de alguien te hace
también descubrir las carencias en el espacio de la ciudad, algunas antes
habían pasado desapercibidas. Eso ha sido lo que se han planteado Luke
Pedersen, Jenny Pedersen, Kirsty Rielly, Jess Pedersen y Katherine
Spindler, finalistas del concurso Your Street organizado
por Design Indaba para
Ciudad del Cabo. Siguiendo los pasos de una mujer de 89 años, el proyecto Violet’s
walk propone un recorrido por su ruta diaria dónde se incluyen bancos plegables
para la espera y el descanso en el camino. A veces un gesto es suficiente para
reactivar un lugar, para reconocer a través del otro lo que se nos había
olvidado.
E.G.
Imágenes del proyecto Violet's Walk
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