martes, 25 de septiembre de 2012

TRIATLÓN URBANO

París, ciudad de la luz, capital de la Revolución, cuna de intelectuales y artistas, fuente de inspiración para arquitectos y urbanistas... Y, aunque poca gente lo sabe, París es dueña de una red de piscinas municipales maravillosa. Por un módico precio, es posible sacar un carnet que permite acceder a todas las piscinas municipales de la ciudad... ¡a las 38! De este modo, cualquier persona puede experimentar la curiosa sensación de nadar con vistas a la torre Eiffel en la piscina Emile Anthoine, o de disfrutar al descubierto en la orilla del mismísimo río Sena (piscina Joséphine Baker)... o realizar un tour por todas las piscinas y descubrir sus particularidades. Quién lo diría, pero nadar es otra manera de ver y vivir París.



Otras ciudades, en cambio, invitan a descubrirlas corriendo. Londres, por ejemplo, se caracteriza por sus inmensos parques y espacios verdes que han dado pie a la aparición de "jogging tours" o "running tours" como alternativa al clásico autobús rojo. Salvo por la lluvia casi constante, correr parece una muy buena manera de hacer turismo de manera sana, ecológica y barata. Estocolmo, Roma o Marsella también se anuncian como ciudades "joggeables" tanto para turistas como para sus habitantes, aunque habría que probarlo por uno mismo antes de juzgar si los humos de las grandes ciudades son la mejor compañía en este tipo de excursiones...

Lo que ya no resulta tan sorprendente es la presencia de bicicletas por las calles de muchas grandes ciudades. Ámsterdam es la primera imagen que nos viene a la cabeza (limitaciones del imaginario colectivo) con sus cientos de bicicletas aparcadas en montones, ciclistas camuflados entre coches por sus calles empedradas... Pero, recientemente, muchas otras ciudades se han subido al carro con el alquiler de bicicletas públicas: se llama Bicing en Barcelona, Velib en París, Bycyklen en Copenhague, Cyclocyty en Bruselas, Ecobici en la ciudad de México... Recorrer los espacios urbanos en bicicleta ha dejado de ser una novedad, si bien es cierto que todavía nos queda mucho (¡muchísimo!) para integrar completamente este medio de transporte en el funcionamiento de nuestras ciudades y nuestras economías.

Personalmente, debo decir que estoy bastante orgullosa de mi triatlón urbano particular. Tengo la enorme suerte de vivir en una ciudad plana, por lo que puedo moverme en bici diariamente. También cuenta con un espacio verde de varios kilómetros en pleno centro, perfecto para correr hasta no poder más. Y, además, puedo nadar tres veces a la semana por un precio bastante aceptable y sin desviarme de mis trayectos habituales.

Nadar la ciudad, correrla o recorrerla en bici: tres formas sanas, ecológicas y low-cost de conocerla y habitarla. Eso sí: no aptas para perezosos.

1 comentario:

  1. Sin duda ciudad y deporte es un tema MUY pendiente en la mayoría de las ciudades dónde he residido, empezando por la absurdas dificultades que uno encuentra tan cerca para simplemente ir en bici. En Bogotá pude presenciar uno de sus domingos libres de humos. Se trata de una iniciativa que corta calles al tráfico durante un día entero del fin de semana. Entonces el asfalto se puebla de caminantes, patines, bicicletas,...básicamente todo lo que no puede circular un día normal. Deberíamos ser capaces de trasladar ese tipo de buenas iniciativas a nuestras ciudades. Todavía tenemos un largo camino por recorrer.

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