Todos tenemos lugares que nos dan miedo.
Calles, rincones, ciudades incluso, que evitamos, por dónde preferimos no
pasar. Algunos de esos lugares son laberintos en la memoria, lugares del
recuerdo, muchas veces de una niñez que ya queda muy atrás. Algunos recordamos
casas habitadas, imaginábamos entonces, por brujas o seres desconocidos. Los
recorridos evitaban esos lugares, preferíamos no sufrir ese miedo que precede
al susto. Casas abandonadas, coches destartalados, calles oscuras, la ciudad
inventaba mil excusas para hacer brotar nuestra imaginación. Recorriendo las piezas de la obra de Chuso Ordí Mapa de la
vida ladrando nos
transportamos a ese
universo nocturno de miedo y adrenalina. Con sus fotografías estenopeicas
retrata una ciudad fantasmagórica, lugares que parecen sacados de nuestra
imaginación. A lo largo de un año el artista recorrió zonas periféricas de la
ciudad de Barcelona captando aquello que conseguía atravesar la apertura de su
improvisada cámara-lata. En su voluntad algo tiene de Robert Smithson cuando se
aventura a captar otra perferia, bien alejada, en su Monuments of Passaic, a finales
de los sesenta. Las fotografías de Ordi son más desconcertantes, distorsionan
la mirada llevándonos de viaje a otro lugar.Rincones, árboles, perros, cruces y
semáforos parecen sacados de un sueño, o de una pesadilla. Un paseo en blanco y
negro en una ciudad sin instrucciones de uso.
E.G.
E.G.
Imágenes obra de Chuso Ordi
Para conocer al artista:
Mapa de la vida ladrando se expone en Espai Tactel hasta el 03/11/2012:
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