Quizás paseando por la ciudad ya os habéis tropezado con algún muro
olvidado, límite o principio de algo difuso. ¿Dónde acaba y empieza el espacio
público? ¿Es en la piel del muro?¿Es en el límite de la propiedad? El centro de
nuestra ciudad está cada vez más poblado de muros. Los hay altos e
inquebrantables, los hay más bajos, olvidados por su altura (y son muretes), o más livianos (y son verjas), algunos contienen mensajes secretos y otros esconden
rastros de una vida mejor. En algunos crecen pieles como huellas en el tiempo. Los
más sofisticados han tenido la suerte de ser el objetivo de algún artista
urbano. Llevamos semanas viendo muros por todas partes…Esta es la historia de
una obsesión.
Todo empezó con un flechado a primera vista. Aquel muro
destartalado que bordeaba la plaza tenía algo de inquietante. ¿Era su aspecto
un ingrediente más para el aspecto desangelado de la plaza? Sin duda, sí. Nos
preguntábamos si alguien más había reparado en ello… Encontrándonos frente al
muro reconocemos un lugar dónde ocurren cosas todos los días y, ¡No son pocas!
A pesar de ser un fragmento urbano casi olvidado, por su situación (junto al
Mercado Central de Valencia y la Lonja de pescadores) y su genética (la plaza
es heredera de una antigua traza inconclusa de la ciudad) el lugar sobrevive con
su uso. Si paseas es posible que tropieces con pelotas de niños jugando,
turistas despistados en pleno recorrido por el centro histórico, el ir y venir
de las bicicletas de alquiler, las mesas del restaurante y sus comensales
disfrutando del sol, algún habitante de la calle Cajeros a punto de subir a
casa, las flores de los comercios bordeando los accesos o mercadillos efímeros en fiestas.
Aunque también sirve la plaza por desgracia como aparcamiento provisional y las
grietas del muro como escondite de trapicheos ocasionales. En este escenario,
el muro, plantado e imberbe, permanece quieto, recordándonos la fina línea que
separa a veces lo privado de lo público. En una declaración de humildad toca el
suelo para proporcionar el único banco-piedra que sirve de apoyadero para las
pausas de los cocineros o paseantes en la plaza. El increíble caso del muro
mutante surge justo cuando estábamos a punto de intentar cuidarlo más,
disfrazarlo, invitarle a conversar, hacer una fiesta en su honor. Nos complace
pensar que en él ya estaban pensando otros que hace unos días tomaron las riendas
del asunto. Y, nos guste o no el resultado, ahora el muro es el protagonista
más colorido de la plaza y el reflejo de lo que algunos deseamos sobre el
devenir del lugar.
Os invitamos a que reconozcáis el lugar y compartáis vuestras impresiones sobre él o colaboréis si
os apetece contándonos la historia de algún muro vuestro. Relatos, fotos y
cualquier proposición, pregunta, reflexión o inquietud será bien recibida…
Imágenes muro Plaza Taula de Canvis, antes de la última intervención, Valencia.
Nosotros no nos olvidamos de nuestro muro, allí sigue rodándonos la cabeza, ¡Y colgado de nuestra puerta!
¿y el muro qué dice de todo esto? seguro que en la farola que tiene colgando hay un tesoro escondido. el tesoro de cajeros.
ResponderEliminarEl muro no se ha pronunciado todavía, aunque esperamos una reacción inminente... ¡Pobre muro! ¿Conoces algún otro muro al que podamos consultar?
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